COMPULSIONES

Conductas o comportamientos irrefrenables

 

A mucha gente le ocurre que, dependiendo de dónde se encuentren, se sienten impulsados a realizar algún comportamiento específico. Es el caso de aquellos individuos (sin distinción de edad o sexo), que tienen que saber acomodar un objeto al verlo, si éste a ellos les parece que no está ubicado “correctamente”. Por ejemplo, los cubiertos en la mesa de la cena, tienen que estar dispuesto en un orden determinado y a una distancia específica entre sí; al no estar de acuerdo con lo que piense el individuo, se sentirá “obligado” a corregir su ubicación, de lo contrario la incomodidad no los dejará tranquilos.  A estas personas les resulta imposible dejar de corregir lo que a su entender está “mal”; si no lo hacen de inmediato experimentan una gran incomodidad, da lo mismo en el lugar en que se encuentren, propio o ajeno.

 

            También hay sujetos que, sin importar el horario o el entorno en que se encuentren, sienten el impulso irrefrenable de consumir chocolates. Basta que vean una barrita cercana a ellos para que se sientan obligados a ingerirla, de inmediato.  Y, si de pronto sintiesen el deseo de comer chocolate y no hubiera ninguno cerca de ellos, saldrán a comprarlo donde quiera que sea, con tal de satisfacer su deseo compulsivo. A otros puede que les surja el antojo de comer algún caramelo, o maní salado; también hay quienes experimentan la necesidad de satisfacer el impulso de beber una gaseosa determinada o un trago de licor específico. Para quienes no tienen o no sienten estos impulsos les resulta difícil de creer, que alguien pueda comportarse en las formas descritas; no obstante, es una realidad. Incluso se han filmado películas y series de T.V. en donde el protagonista principal refleja, como característica destacada, alguna de estas conductas. A éstas les conocemos como Compulsiones.

 

            Muchas de las compulsiones, como las que hemos descrito aquí, son irrelevantes en cuanto a la importancia que revisten para el individuo; sin embargo, existen otras que pueden llegar a ser bastante perjudiciales para quienes “cargan” con ellas. Hemos conocido una mujer que cuando se ponía nerviosa, producto de un enojo espontáneo, como resultado de un “mal rato” vivido, experimentaba el impulso de comer en exceso, cualquier alimento que encontrara a mano.

 

            Estas conductas son más comunes de lo que se pudiera imaginar. También sabemos que muchos van por la vida con esta verdadera “carga” emocional, y han probado diversos métodos para solucionarlo; incluso durante largo tiempo, pero, sin obtener los resultados esperados.

 

            Afortunadamente para esas personas, que buscan una solución a su problema, la PNL les ofrece alternativas para deshacerse de su compulsión, de manera definitiva; ésta puede ser leve o intensa; da lo mismo. Las Técnicas apropiadas, si son bien aplicadas, en un lapso muy breve, pueden eliminar una compulsión.

 

            Generalmente, a quienes enseñamos los procedimientos para utilizar dichas Técnicas, al principiar los aprendizajes les recomendamos que se inicien practicando con compulsiones “menores”, es decir, con aquellas conductas que no sean un problema para la persona, o sea, que les resulta posible convivir con ella a pesar de no ser, en sí, un comportamiento “normal”. Posteriormente, tras un breve período de practica personal, pueden pasar a aplicarlo a compulsiones de mayor importancia; esto es, a una conducta que realmente le produce alguna limitación relevante en su diario vivir.

 

            Desde una perspectiva ecológica, el método que explicamos aquí permite, a quien lo utiliza en sí mismo, si desea dejar sin efecto una compulsión, aún así, conservar esa conducta; sólo que ahora no se sentirá impulsado u obligado; esta vez, opcionalmente, podrá elegir dejarlo de lado o continuar con esa comportamiento. Por ejemplo, si antes la persona se sentía impulsada, aunque no lo quisiera, a enderezar un cuadro colgado en la pared, que al individuo le parecía estar “chueco”, podrá igualmente corregirlo, si lo desea; pero ahora no se verá obligado, compulsivamente, a realizar correcciones a la posición del cuadro. Ya no experimentará esa persona la presión interna que sentía antes y que le obligaba, inconscientemente, a actuar de manera inmediata.

 

            Una vez que se llega a dominar la Técnica, con el Entrenamiento Neuro-Asociativo, en manos de un experto, es posible suprimir conductas compulsivas que, por ejemplo, generan violencia desmedida en el individuo. Sin embargo, insistimos (responsablemente), que durante el período de aprendizaje y práctica de la Técnica, se seleccione compulsiones de reacción leve; es decir, carentes de reacciones violentas. Esta última recomendación es de suma importancia. Quien no posea la debida experiencia, tiene que abstenerse de ocupar estos procedimientos, consigo mismo o con otras personas, hasta que se sienta seguro de poder controlar cualquier reacción adversa.

 

            Todos pueden aprender el uso de las Técnicas aquí descritas. Si se interesa en aprenderlas, por favor escríbanos.



Hay quienes no pueden evitar estar limpiando siempre, compulsivamente
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